¿Y tú quién eres?

He conocido a muchas personas en mi vida, y a todas las puedo catalogar en dos categorías:
Las que tuvieron éxito y las que nunca han fracasado.
¿A cuál perteneces tú?
-Emilio-

El tiempo ni se compra ni se vende.
El tiempo se disfruta y se comparte.
¡El tiempo es único!
-Emilio-

"El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen" - Johann W. Goethe-

miércoles, 19 de junio de 2013

¿Existe la suerte?



¿Existe la suerte?



La suerte, la mala suerte o la buena suerte, no existe como tal. Llamamos suerte (buena o mala) a la valoración sobre un resultado de un acontecimiento que nos ocurre en un momento determinado y que valoramos según nuestros propios paradigmas.
Si buscas la “Suerte” debes tener tres aspectos fundamentales: oportunidad, preparación y actitud.
Oportunidad: Si no detectamos las oportunidades no podremos actuar y obtener un resultado positivo (que denominamos buena suerte).
Preparación: Si no estamos preparados no podremos detectar las oportunidades para actuar, y lo que haremos será dejar escapar esa oportunidad y justificarlo con “mala suerte”.
Actitud: La actitud es fundamental, actuar, actuar y actuar. Nuestra vida estará determinada por nuestra capacidad de tomar decisiones frente a determinadas circunstancias o situaciones.
Así pues:
                               O + P + A = Suerte
Para convertir esta “Suerte” en buena o mala ya sólo depende de tu capacidad de controlar las diferentes circunstancias que pudieran darse en cada una de las situaciones vividas y de tu valoración personal sobre el resultado obtenido.
Si el resultado obtenido (ha intervenido un hecho circunstancial no controlado) se acerca a nuestras expectativas y le podemos encontrar un aprendizaje  y una forma de valorar la nueva situación en contraste con otra peor u otro posible resultado más alejado de nuestras expectativas, le llamaremos “buena suerte”.
Si el resultado obtenido (en el que también ha intervenido un hecho circunstancial no controlado) no se acerca a nuestras expectativas y sólo somos capaces de detectar los puntos negativos, no aprendemos nada y la valoración la hacemos contrastándola con una hipotética situación mejor (o más cerca a nuestras expectativas), le llamaremos “mala suerte”.
Por tanto a la fórmula “O + P + A = S” habría que añadirle las variables de control de las circunstancias o posibles situaciones que se pudieran dar y la valoración del resultado obtenido según nuestras expectativas y nuestro paradigma.

Os dejo una pequeña “historia” muy popular:
¿MALA SUERTE, BUENA SUERTE?

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un caballo para cultivar sus campos. Un día el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para condolerse de él y lamentar su desgracia, el labrador les replicó:
-¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?
Una semana después el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió:
-¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de los caballos salvajes, fue desmontado y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir:
-¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?
Unas semanas más tarde el ejército entro en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones para ir a la guerra.
Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo y no fue a la guerra.
-¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe?

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