Y tú de mayor, ¿Qué quieres ser?
Quiero comenzar este post recordando cómo comenzaba mi artículo, de hace casi
tres años, denominado:
LA “ESCUELA” TRADICIONAL HA DE MORIR Y DEJAR PASO A LA NUEVA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO.
La
crisis también ha llegado (hace tiempo) al modelo educativo tradicional, que no
es capaz de suministrar las nuevas competencias necesarias para la sociedad del
conocimiento actual.
Desde
hace algunas décadas, en casi todo el mundo, se intenta preparar a los jóvenes
para vivir en un mundo con una economía y una sociedad que intentamos crear. El
sistema educativo actual no será capaz de conseguir este objetivo, y será
únicamente posible gracias a las plataformas digitales, redes y recursos
digitales actuales y futuros.
Cuando somos pequeños nos preguntan ¿qué quieres ser
de mayor?, y los adultos esperan respuestas como: “yo quiero ser abogado,
ingeniero, médico, etc.”
Mis hijos me dicen que desean ser “futbolistas,
gamer’s, surfistas, etc.”, estas respuestas no son otras que las causadas por
determinadas vivencias personales emocionales coyunturales, circunstanciales o
familiares. Es decir, algo que les divierte, algo que les apasiona, algo que
les motiva, algo que han experimentado realmente y que les ha impactado. Son
sus sueños.
Estas respuestas son lo contrario de lo que queremos
oír los padres (los adultos), quienes (en realidad en muchos casos) pretendemos
alcanzar un determinado reconocimiento social a través de nuestros hijos.
¿Cuál es el mensaje real que nos están dando los
niños?, sobre todo aquellos niños más pequeños y que todavía no están “influenciados”,
lo que en realidad subyace en sus respuestas es que de mayor quieren ser
felices. “Yo de mayor quiero seguir siendo feliz”.
La vida nos ha demostrado que la felicidad no
depende del reconocimiento social que vayamos a obtener con una profesión
exitosa y de reconocimiento. A veces personas con una vida más sencilla
disfrutan de una vida más plena que los anteriores. La verdadera felicidad consiste
en vivir una vida con sentido.
Los padres, como verdaderos profesores emocionales
de nuestros hijos, debemos ser conscientes de que manejamos esquemas mentales
propios (“mapas”) y que la vida es mucho más amplia de nuestro “mapa”. Lo que
realmente debemos trabajar como padres son los vínculos con nuestros hijos, no
debemos imponer nuestros esquemas de enseñanza predeterminados (aunque sea con
la mejor intención), y pensando que posiblemente si nuestro hijo es un
ingeniero o arquitecto de éxito reconocido será más feliz.
La biología nos enseña que el último órgano en
desarrollarse en el cuerpo humano es el cerebro, y que esto lo hace alrededor
de los 20 años. Por tanto, mi hijo (actualmente de 12 años) tiene un cerebro
algo complicado, posee más neuronas que las que poseemos los adultos (es a
partir de los 12 años cuando comienzan a destruirse diariamente las neuronas)
pero su lóbulo prefrontal, es decir, su centro ejecutivo del cerebro se encuentra
todavía en fase de desarrollo. Todo esto hace que sea un niño más creativo,
pero también más impulsivo y emocional. Por tanto sus preocupaciones ahora no
pasan por un aseguramiento de un futuro exitoso profesional, sino por cosas tan
sencillas como averiguar qué hacer para gustar a las chicas, cómo divertirse
con sus amigos, cómo destacar en su equipo de “basket”, o cómo inventar una
historia para explicarme por qué su habitación está desordenada.
Hoy en día existen unos niveles muy altos de niños
que no son felices porque “detectan” que los adultos no los quieren como son
realmente. Lo que realmente desean los adultos es que intenten llegar a ser esos
falsos modelos “profesionales” extraídos del espejo social y del reconocimiento
que el adulto (padre) espera recibir de la sociedad a través de sus hijos.
Modelos o estereotipos que sólo existen en el pensamiento de los padres, porque
los niños sólo desean ser queridos como son, desean sentir seguridad, tener tranquilidad,
recibir comprensión y amor.
Por tanto cuando pregunto a mi hijo, ¿Qué quieres
ser de mayor? Y lo que espero son respuestas de figuras profesionales de alto
reconocimiento social, lo que realmente estoy dando por hecho es que la
felicidad y la seguridad de mi hijo la obtendrán automáticamente una vez
conseguidos determinados hitos que luego, siempre, se van posponiendo (ver video). Que no hace falta enseñarles ni
prepararles para ser felices, para llevar una vida saludable, para llevar una vida
plena emocional, social y espiritual donde sus valores estén alineados con los
principios fundamentales, y donde su ilusión, sus sueños y su creatividad sigan
vivos.
Los colegios y los institutos están orientados a
preparar a nuestros hijos para realizar una carrera, es un Sistema Educativo
donde se valora y se prioriza el CI (Coeficiente Intelectual). A nuestro
Sistema Educativo no le importa que generemos niños felices y saludables, no es
su función, eso debe ir por otro camino (o es lo que debe pensar el Sistema
Educativo y por ende la mayoría de sus “funcionarios” dedicados a lo que se
suele llamar “educación”).
El Dr. Martin Seligman, uno de los “padres” del pensamiento
positivo, nos cuenta en sus estudios que si un niño es
capaz de aprender y desarrollar técnicas para ser más optimista y positivo, de
modo que sea propenso a esperar resultados favorables en el futuro; si un niño
es capaz de aprenderlas, a los 10 años tiene un 50% menos de posibilidades de
caer en depresión cuando llegue a la pubertad.
La generación de hábitos como el optimismo, la
felicidad, la creatividad, hábitos saludables, de relaciones sociales, de ocio,
de gestión de conflictos y la gestión del estrés, la responsabilidad (de las
consecuencias) entendida desde la libertad de decidir, el desarrollo de la
empatía hacia los demás, de contribución a los demás, etc., no se practican,
habitualmente, en los colegios. No es una cualidad que se esté desarrollando en
nuestro sistema educativo actual. ¿Cuándo se enseña en nuestros colegios
optimismo, ilusión, constancia, alegría, etc.?
Por
el contrario se potencia la mediocridad, con actitudes y acciones tan normales
como los refuerzos negativos, la pérdida de la ilusión, los sueños y la
creatividad, se les focaliza hacia las propias debilidades de los alumnos con
un descuido absoluto hacia sus fortalezas y descubrimiento de los “talentos”.
Como ya he dicho, nuestro Sistema Educativo está más preocupado por desarrollar personas que
sean capaces de realizar una carrera universitaria que no una vida
satisfactoria plena.
Pensad que tenemos derecho a llevar una vida que nos
apasione. Los adultos hemos dejado de soñar, de tener sueños e ilusiones que
nos apasionen. Nuestros niños cuando terminen su periodo escolar también habrán
perdido casi el 90% de su creatividad y capacidad de soñar.
A día de hoy, debemos pensar, tener en cuenta y
tomarnos muy en serio que los padres somos los verdaderos “profesores
emocionales” de nuestros hijos.
El Dr. Roger Walsh, estudioso de cómo conseguir ser
feliz y saludable establece una serie de cambios terapéuticos en nuestro estilo
de vida o TLC’s.
Estos TLC’s los podemos resumir en 8 puntos, que yo agrupo en 4
dimensiones:
Dimensión 1: Física. “Cuida el cuerpo en el que
vives”
1.-Ejercicio físico y deporte equilibrado, divertido
y con moderación.
2.-Alimentción y nutrición adecuada y sana.
3.-Aprende a gestionar la ansiedad y el estrés.
Respiración, relajación, meditación, etc.
Dimensión 2: Mente. “Trabaja tu mente”
4.-Tiempo de ocio y diversión. Lee, piensa, debate,
etc.
Dimensión 3: Espiritual. “Busca una vida con sentido”
5.-Participación espiritual. Revisa y ordena tu sistema
valores. Alinéalos con los principios.
6.-Contribución y servicio a los demás. Evita
convertirte en una persona insensible. Empatiza con los demás.
7.-Dedica tiempo a la naturaleza. Medita y revisa
desde la misma naturaleza lo que esta significa para ti. Escúchala. Aprende a
respetarla e identifica todo lo que recibimos de ella. Vive en la naturaleza y
sólo de ella.
Dimensión 4: Emocional y Social
8.-Sonreid, bailad, cantad, cuidad vuestras
emociones, gestionad vuestras emociones. Dedicad tiempo a las relaciones, de
dos tipos. Relaciones contigo mismo (unos minutos a tus emociones diarias) y
relaciones con los demás (recupera una relación perdida).
“Es
más noble entregarse completamente a un individuo que trabajar por la salvación
de las masas” Hammarskjold.
A veces estamos dedicados a grandes causas,
proyectos personales, de éxito en los negocios o profesionales durante 10 – 14 horas
diarias, y no solemos tener una relación “real” e intensa con nuestros hijos.
¡Desaprende!
Normalmente estudiamos, hacemos una carrera,
encontramos trabajo, nos casamos, compramos piso, tenemos hijos, nos desarrollamos profesionalmente… ¿y la felicidad?
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