LA “GENTE TÓXICA” Y YO. EL PELIGRO DE LAS RELACIONES
“TÓXICAS” O EL “AUTOENVENENAMIENTO”.
En muchas ocasiones establecemos relaciones con otras
personas que suelen ser poco saludables y que se convierten en una enfermedad silenciosa,
que sin ser conscientes, en muchos casos, de que la padecemos no hacemos nada,
bien porque no sabemos actuar contra ella o porque no podemos (no nos sentimos
con fuerzas) ni queremos afrontarlo. En concreto me refiero a esas relaciones o
interacciones que tenemos con otras personas y que nos producen un “drenaje
energético” muy importante, es decir un déficit emocional, que nos generan emociones
negativas y situaciones perjudiciales e incómodas en nuestra vida.
Aunque este tipo de “enfermedad” se basa fundamentalmente en
la relación con otras personas, suele ser una relación en la que las emociones
fluyen de forma unilateral, y no por el hecho de tratarse de vínculos entre dos
personas se trate de influencias bilaterales, la energía fluye sólo en un
sentido, desde la “víctima” (da su energía positiva) hacia el “drenador” (quien
absorbe dicha energía positiva y a su vez transmite energía negativa), a quien
“culpamos” o hacemos responsable de generar en nosotros ese cúmulo de emociones
negativas (culpa, enfado, rechazo, etc.). Emociones que generan en nosotros un
carácter con el que proyectamos una imagen “enferma” de nuestro carácter hacia
los demás.
Este tipo de relaciones “tóxicas” no sólo se producen en el
ámbito de las relaciones de pareja, sino que también entre hijos, padres, amigos,
familiares, compañeros, vecinos, jefes, empleados, socios, etc. Este tipo de
relaciones puede ser de muchas formas: agresivas, pasivas, tímidas, de
sometimiento, o incluso de respeto. Pero el hecho que subyace siempre será el
hecho de si este tipo de relación implica una “distorsión emocional” en mí y,
por tanto, esta relación es una relación “tóxica” o “envenenada” para mí.
Este tipo de relaciones “tóxicas” suelen ser del tipo de
relaciones con poco sentimiento de
felicidad que mantienes con determinadas personas, pero aún así crees que las
necesitas y no puedes dejar de tenerlas. Relaciones con las que experimentas un
sentido de dependencia, de sometimiento emocional, un sentido de inferioridad o
de culpa. Relaciones que mantienes con personas quienes sólo cuentan contigo
como “confesor” y sólo interactúan para compartir contigo SUS problemas y tú
piensas, por sentido de compasión y deber, que debes escucharles. Relaciones en
las que sueles padecer agresiones física o verbales, en las que tu autoestima
está tan baja que constantemente crees que debes demostrar cuánto vales.
Otro de los puntos importantes a tener en cuenta es la
consciencia, el hecho de ser conscientes y saber si, por ejemplo, yo mismo soy
tóxico para otras personas, ser consciente de que la relación que mantengo es tóxica, ser consciente de que
puedo ser inconsciente cuando interactúo o mantengo una relación tóxica con
alguien sin darme cuenta. De que yo mismo puedo ser una persona tóxica para mí
mismo (con mi propio “diálogo interno”).
Este tipo de relaciones “tóxicas” suelen ser muy frecuentes,
más de lo que imaginamos (muchas veces se consienten por miedo a estar solo/a),
son situaciones que nos generan emociones negativas de insatisfacción e
infelicidad, de rechazo y malestar, de angustia, drenajes emocionales que nos
generan graves conflictos emocionales, incluso ansiedad, estrés o dolencias
psicosomáticas.
Las personas sometidas a este tipo de relaciones suelen ser
personas que están siendo manipuladas y victimizadas, a quienes se les rebaja
la autoestima (suele existir unos niveles de autoestima muy bajos, y este hecho
es fundamental), se les coarta la libertad e incluso se puede llegar al
maltrato (físico y/o moral).
¿Cómo podemos
neutralizar estos efectos dañinos y tóxicos que producen en nosotros las
relaciones enfermizas que estamos manteniendo?
El principal objetivo en las relaciones humanas o interpersonales
es conseguir que siempre 1 + 1 sea muy superior a 3, es decir, que la unión de
dos sistemas siempre sea como resultado un sistema con unos resultados muy
superiores a los resultados que podrían dar ambos sistemas individualmente. O
lo que es lo mismo, aprovechar las sinergias, valorar las diferencias y el
enriquecimiento MUTUO. Para que esto suceda es imprescindible que las
relaciones interpersonales sean enriquecedoras para todos los componentes y en
segundo lugar que estén exentas de conflictos permanentes, pueden existir
problemas o conflictos (incluso fortalece las relaciones) pero de igual manera
estos deben afrontados, resueltos y quedar zanjados.
Debes ser consciente de tus pensamientos y de tus emociones,
quienes son los responsables de tus actos; y tomar el control de éstos
reinterpretando los hechos responsables que te provocan dichos pensamientos y
emociones. Debes ser capaz de generar una nueva interpretación de los hechos y
que no te provoquen los mismos pensamientos y emociones “tóxicas” o negativas, y
permitirte actuar de otra manera nueva en la que tú seas proactivo, donde tú
tomas el control de tus decisiones. Debes ser capaz de identificar tus
objetivos en la vida y ser capaz de gestionar tus propias decisiones e
intereses poniendo primero lo primero.
La clave para resolver una relación “tóxica”, pasa en primer
lugar por identificar a la persona “tóxica”, y si es posible desvincularse
totalmente de esta relación alejándola totalmente de nuestra vida. Debemos ser
capaces de identificar qué síntomas nos provoca estas personas. Si no es
posible alejarse de ellas y debemos convivir, tendremos que ser capaces de
adquirir la capacidad de abstracción ante sus comentarios y acciones, e
ignorarlo. Marca normas de convivencia claras y con determinados límites.
Debemos trabajar una actitud positiva y de optimismo. Adquiere el hábito de
sonreír.
El principal problema para no resolver este tipo de
situaciones somos nosotros mismos y nuestras disculpas y autojustificación para
seguir actuando como lo estamos haciendo, es decir para cambiar.
Debes rodearte de gente positiva e inspiradora. Rechaza o
evita en lo posible las relaciones con las personas tóxicas. Siente y escucha
el nivel emocional en el que se encuentran esas personas positivas, optimistas,
inspiradoras e intenta elevar tu nivel emocional al suyo, aunque sólo sea por
imitación. Debes buscar relaciones sanas con personas donde predominen
principios básicos de amistad, alegría, generosidad, sinceridad, integridad,
etc. Relaciones con personas que te valoran y te hacen sentir bien, con
personas que ven en ti “un papel en blanco” (todo tu POTENCIAL) y no un punto
rojo (ver mi artículo anterior sobre “Un Experimento Social” y el resultado),
donde las personas con las que te relacionas desean tu bienestar.
Estupendo artículo, Emilio
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ResponderEliminarEn nuestras relaciones interpersonales…
ResponderEliminarRespondámonos…. cuánto amor propio nos tenemos a nosotros mismos? ... Cómo está nuestra autoestima?...
La respuesta a estas dos preguntas, es el resultado de cómo nos sintamos con nosotros mismos , con los que nos rodean y lo que consideramos necesitar.
Que es equivalente a nuestro nivel de madurez emocional, el cual proyectamos en nuestras relaciones interpersonales, así mismo en el tipo de criterio que aplicamos para seleccionar y establecer relaciones humanas con otros, particularmente de índole “amistad” o de “amor”, con quienes decidimos voluntariamente construir vínculos afectivos cercanos.
Entonces, solamente en nosotros está la decisión de reconocer, diferenciar, conservar o cambiar, entre relaciones interpersonales SANAS (libertad, seguridad, respeto, confianza, admiración, reconocimiento, honestidad...) o relaciones TÓXICAS (codependencia, posesivas, controladoras, celosas, abusivas, envidiosas, hipócritas...) con los demás.
como desligarse de una relación toxica cuando hay hijos pequeños de por medio.
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