Y tú, ¿A qué te dedicas?
Muchos de
mis clientes en mis procesos de coaching vienen principalmente porque quieren
cambiar su vida. No les gusta la actual, se sienten apáticos, “aburridos”, sin
ganas, desmotivados, etc. Me indican que buscan una profesión o una carrera
profesional que les satisfaga plenamente, que les llene, que colme sus
necesidades y deseos de volver a sentirse vivos, con ilusión.
Normalmente
no es un problema de aptitud, sino de actitud y sobretodo de falta de claridad (visión)
sobre qué es lo que desean realmente, sobre cómo pueden conseguir sus
objetivos, sobre cómo pueden llegar a descubrir cuál es esa profesión que les
haría ser felices y cómo poder alcanzarla.
Cuando un
cliente me dice que quiere hacer algo diferente en su vida, que quiere cambiar
pero que no sabe muy bien cómo ni a qué, es cuando los coach nos ponemos a
trabajar en busca de ese objetivo de nuestro cliente, con el fin de concretarlo
y hacerlo visible, ayudándole a marcarse hitos con los que conseguirlo.
En otro
artículo mío decía: “Empresarios, si tenéis colaboradores que vienen sin ganas,
apáticos, desmotivados…, despedidlos, les arregláis la vida”.
Hoy en día,
es bastante común encontrarse con compañeros, amigos, colaboradores, etc., que
se sienten desmotivados, frustrados en su actual trabajo. No son felices, no
les apasiona, simplemente están ahí porque por diversas circunstancias
personales, familiares, profesionales, etc., determinaron que “cayesen” en este
o aquel puesto laboral y ahí se quedaron.
Nuestro trabajo
como coach (ante un cliente con esta demanda) consiste en ponerle consciencia,
claridad de ideas y motivaciones, guiando a nuestro cliente hacia el
descubrimiento de qué es lo que quiere hacer y cómo puede realizarlo.
Para ello,
el cliente debe identificar que es lo que más le motiva hacer, qué actividad es
aquella que le gustaría hacer sin cansarse, sin desmotivarse, que le gusta
hacer (incluso en su tiempo libre) es decir, aquello que realmente le apasiona.
Es muy importante identificar esa actividad que realmente nos gusta y con la
que “nunca miramos el reloj”, que nunca nos cansa.
Una vez
identificado aquello que “apasiona” a nuestro cliente, debemos descubrir cuáles
son sus puntos fuertes, sus talentos. Aquellos dones naturales que vamos a
convertir en fortalezas. Existen herramientas en el mercado para determinar qué
o cuales destrezas o talentos predominan en nuestros clientes. Aunque
normalmente ellos saben muy bien cuáles son sus dones, cuáles son sus talentos,
qué es lo que mejor se les da hacer.
Este punto
es muy importante, ya que para poder conseguir “las fortalezas” de nuestro
cliente a través de un proceso de aprendizaje y entrenamiento, éste debe estar
totalmente alineado con sus talentos. En caso contrario, con el paso del
tiempo, volverá a la situación de desmotivación y apatía inicial a este
proceso.
Debemos
tener mucho cuidado en desarrollar un proceso de trabajo con nuestro cliente
orientado hacia algo en lo que nuestro cliente no tiene un verdadero talento,
ya que como consecuencia no alcanzará la excelencia y por tanto habrá otros que
lo hagan mejor que él y como resultado llegará la frustración.
Nuestro
objetivo es descubrir en qué es sobresaliente nuestro cliente. “Toda persona,
por insignificante que sea, es superior a otra en algo. Mi mérito está en
ayudarle a descubrirlo.”
Por tanto
el siguiente paso será ayudar a mi cliente a descubrir sus potencialidades, sus
talentos. Una vez que tiene claro cuáles son estos talentos, le ayudo a
descubrir qué aprendizaje y qué entrenamiento debe realizar y dónde poder
realizarlo (lógicamente debe encontrar “el mejor” para que sea él quien le
enseñe).
Pensemos
que denominamos fortalezas (excelencia) al resultado de una fórmula muy
sencilla: aprendizaje+entrenamiento+talento, todo ello aderezado con la actitud
de superación, constancia y dedicación.
Por tanto,
ya tenemos identificado qué es lo que apasiona a mi cliente, cuáles son sus
potencialidades, ahora nos quedaría relacionar ambas cosas (que deben estar en
sintonía) e identificar qué o cuáles son las profesiones que se adaptan a este
perfil.
Por último
estaría el tema, no por ser el último es menos importante, y es el de los
principios fundamentales. Semánticamente podemos hablar indistintamente de
Principios o de Valores cuando estos últimos están en sintonía, están alineados
con los primeros (leer artículo anterior sobre "¿Y a tí qué te mueve, los Principios o tus Valores?").
En último
lugar debemos identificar qué Principios fundamentales (o Valores) son los que
gobiernan nuestra vida y alineados a éstos es cuando debemos elegir nuestra
nueva profesión o actividad a desarrollar y elaborar un plan de acción.
El
“Éxito” está garantizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios.