¿Y tú quién eres?

He conocido a muchas personas en mi vida, y a todas las puedo catalogar en dos categorías:
Las que tuvieron éxito y las que nunca han fracasado.
¿A cuál perteneces tú?
-Emilio-

El tiempo ni se compra ni se vende.
El tiempo se disfruta y se comparte.
¡El tiempo es único!
-Emilio-

"El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen" - Johann W. Goethe-

domingo, 24 de mayo de 2015

El conflicto y la figura del mediador.



El conflicto y la figura del mediador.



Actualmente nos encontramos una gran diversidad cultural y social que, en algunas ocasiones, es motivo de conflictos. Los seres humanos somos seres sociales que nos organizamos en torno a diferentes asociaciones y/o instituciones (empresas, familias, asociaciones, clubes...) para dar respuesta a necesidades e intereses comunes.  Estas necesidades e intereses de las diferentes organizaciones sociales, así como los individuales de cada persona, conviven  en una misma sociedad, pudiendo estar en contraposición unos de otros y dando lugar a diferentes conflictos de intereses. Los conflictos van de la mano de las relaciones interpersonales, y de las diferentes formas de pensar, sentir y de vivir la vida que tenemos las personas.

El conflicto define en buena parte el hecho de vivir, es connatural a la vida misma y a todas las manifestaciones de ésta. Todas las épocas históricas, todos los países, razas, grupos y clases sociales; todas las edades, hombres y mujeres, experimentarán y vivirán, consigo mismo o en sus relaciones con su entorno, situaciones de conflicto.

El conflicto humano es una situación en que dos o más individuos con intereses contrapuestos, con diferentes puntos de vista de una misma situación o diferentes sistemas de creencias y valores, entran en confrontación para lograr la consecución de sus objetivos, que son incompatibles o se perciben como tal.

Nuestras emociones y los sentimientos juegan un papel importante en las situaciones conflictivas y, por tanto, las relaciones que existen entre las partes implicadas pueden salir bien fortalecidas o bien deterioradas; en función de cómo se ha desarrollado el proceso de resolución de dicho conflicto. Por lo tanto, se hace necesario considerar como experiencia positiva la gestión y la resolución de los conflictos a través de la mediación, enseñando a las partes a hacerlo de una manera dialogada y desarrollando habilidades sociales como la comunicación, la empatía, la negociación, la escucha activa, etc.

Lo importante del conflicto es la manera en que reaccionamos ante el mismo, es decir, cómo lo afrontamos. Los conflictos representan crecimiento y desarrollo si aprendemos a convivir positivamente con ellos, y aprendemos a gestionarlos y resolverlos correctamente.
Por el contrario, si somos personas reactivas y dejamos que el conflicto nos supere y nos domine, no sabremos cómo afrontarlo ni gestionarlo, por lo que, automáticamente, nos convertiremos en generadores de violencia, donde la técnica de resolución empleada será la del “poder”.
 Por tanto, se trata de aprender a afrontar y resolver los conflictos de una manera constructiva y "no violenta", lo que implica comprender el conflicto y sus componentes, así como desarrollar actitudes y estrategias para resolverlos que podrán conducirnos hasta sus causas profundas.



El conflicto, normalmente, es vivido como la manifestación de un problema o agravio que necesita una satisfacción. El problema existe debido a una causa, real o aparente, de incompatibilidad de necesidades o intereses entre las partes, que hace que la satisfacción de estas necesidades aparezca como imposible de alcanzar de forma simultánea (“yo gano – tú pierdes”, o bien “yo pierdo – tú ganas”.

En la mediación y la resolución de conflictos del tipo Consumo, Sanitario, Familia, Laboral, Mercantil, Civil en general, vecinal, incluso Penal y Penitenciario; se hace cada vez más necesario la implementación de técnicas alternativas (ADRs) como la MEDIACIÓN.

Con la mediación, las partes implicadas en un conflicto salen beneficiadas ambas y adquieren la capacidad de resolver los conflictos de una manera positiva, que les permite experimentar un desarrollo personal y continuo aprendizaje, es decir, de riqueza personal.

El papel del mediador en la resolución de un conflicto, resulta fundamental, ya que se erige como nexo común y conductor principal del procedimiento de mediación, desde la toma de contacto con las partes, hasta el cierre del mismo tanto en acuerdo como en no acuerdo.

Las características que determinan el carácter esencial del mediador para llegar a un acuerdo y para el desarrollo correcto del proceso de mediación, se pueden resumir:

Es un profesional habilitado legislativamente para el desarrollo de los procedimientos de mediación, según la Ley 5/2012, desarrollada por el Real Decreto 980 de 13 de diciembre de 2013, es el marco legal regulador de la mediación civil y mercantil, se establecen unas series de condiciones y requisitos que deben poseer los mediadores, para el ejercicio profesional. Esta es sin duda el rasgo primordial, ya que se trata de una exigencia legal, para el desarrollo de un procedimiento de mediación, que sea conducido por un mediador debidamente habilitado.

Si no existe mediador, no existe procedimiento de mediación, por tanto estaríamos hablando de otra cosa: negociación o incluso un acuerdo negociado, no asistido por un mediador habilitado, por lo que podría impugnarse ya que no adquiere carácter vinculante.

En su práctica profesional, los mediadores se enfrentan a conflictos de todo tipo; de los cuales, muchos presentan características subyacentes comunes. Las habilidades desarrolladas y la experiencia adquirida por el mediador en casos previos en los que ha realizado su labor, son herramientas clave para aplicar las técnicas que ya conoce y que han resultado efectivas en casos similares en el pasado, evitando un consumo de tiempo, dinero y recursos a las partes y alcanzando una resolución sostenida.

Su implicación y su interacción directa y colaborativa con todas las partes, le proporciona pleno conocimiento sobre el conflicto, acumulando globalmente más información que el resto de participantes, sobre el mismo. La información recibida de las partes, debidamente analizada y racionalizada, le permite aplicar las técnicas de resolución de conflictos más apropiadas para afrontar el conflicto específico, pudiendo lograr el acuerdo total o bien de forma parcial.

La formación continua, la capacitación y la habilitación profesional son características que convierten al mediador en una figura imprescindible para el correcto desarrollo de un procedimiento de mediación, tanto por requerimiento legislativo, como por poseer las habilidades y aptitudes más apropiadas para conseguir el resultado más óptimo en cada caso.

Más información:   www.mediadormadrid.com