¿Estás
contaminado/a y/o eres una “PERSONA TÓXICA”?
En nuestro día a día realizamos una gran cantidad de
comportamientos y mantenemos una serie de pensamientos de los que, en muchos
casos, no somos conscientes. Es nuestro subconsciente quien se encarga de
llevarnos por la senda y actuación del “conocimiento inconsciente”.
Ahora bien, en muchos casos, estos pensamientos y conductas
que tenemos diariamente las podemos definir como “tóxicas”. Es decir,
pensamientos y conductas que nos limitan tanto en nuestro desarrollo
intrapersonal (personal y profesional) y en nuestro desarrollo interpersonal
(relaciones con los demás: familia, amigos, colaboradores, compañeros, etc.).
Es cierto que todos hemos tenido este tipo de pensamientos y
conductas en algún momento de nuestras vidas, ahora bien, la diferencia está en
nuestra actitud, es decir nuestra actitud y proactividad por cambiar este tipo
de pensamientos y conductas con el fin de mejorar nuestro desarrollo (intrapersonal
e interpersonal).
En otros casos, la actitud que se suele tener es, “yo soy
así y no puedo hacer nada por cambiar”… Por lo que estamos hablando de personas
totalmente reactivas que arruinan su vida y la de quienes les rodean, con este
tipo de actitudes, pensamientos y comportamientos.
¿Qué tipo de comportamientos y pensamientos podemos tildar de “tóxicos?,
es decir, aquellos que arruinan nuestra vida (intrapersonal) y nuestras
relaciones con los demás (interpersonales).
1.- La negación.
Es decir no admitir que algo no marcha bien. Muchas veces solemos tener una
desalineación total entre nuestro sistema de Principios y Valores y nuestra
forma de comportarnos. Es decir, nuestros comportamientos no están motivados
por los Principios sino por los “Valores de moda” que no compartimos.
Ante esto, nuestra actitud es de fingir en nuestra vida
pública (de cara a los otros) y ocultar todo aquello que atañe a nuestra vida
interior. Podemos disimular ante otros y engañarles, pero no podemos hacerlo
con nosotros mismos. Esto suele
ocasionar niveles de ansiedad, apatía, estrés, etc., que afectan a nuestro
sistema cerebral más antiguo (Reptiliano) quien se encarga de hacernos que nos
encontremos desmotivados, nos levantemos
por las mañanas cansados, por la noche llegar a casa sin ganas de hablar, etc.
Por tanto, es muy importante plantearse si estamos viviendo
la vida que queremos, si estamos con quien queremos estar y quienes nos
complementan, si trabajamos donde y en lo que queremos trabajar, etc., en
definitiva si tenemos “pasión” por aquello que hacemos a cada instante.
Una tendencia actual (aunque no tan nueva) que se está
comenzando a “poner de moda” es el “mindfulness”, ideal para adquirir
consciencia y presencia en nuestros pensamientos y actitudes, y que no sea
nuestro subconsciente quien nos gobierne.
2.- La gestión de
nuestros pensamientos es muy importante. Actuamos como pensamos y, por
tanto, nos convertimos en personas según ese tipo de comportamientos.
Si te focalizas en los pensamientos negativos, en los
acontecimientos negativos, en las cosas negativas, en los fracasos, etc., y
este tipo de emociones y pensamientos son las que discurren en mayor tiempo en
tu día a día, te convertirás en una persona negativa. (Libro “El secreto”,
atraemos lo que pensamos).
Por tanto, se trataría de buscar siempre los puntos
positivos (ver en mi blog el artículo del mes de mayo 2012 “Un experimento
social”), lo que aprendemos de nuestros fracasos, utilizarlos como
retroalimentación y no como arma de autoflagelación, ver lo positivo y las
fortalezas y potencialidades de los demás y las nuestras. Dejar de lado las
debilidades.
Tus pensamientos darán origen a tus comportamientos, tus
comportamientos (prolongados en el tiempo) generarán tus hábitos y tus hábitos
modificarán y generarán tu nuevo carácter. ¡Desaprende!
3.- La envidia
es uno de los peores “pecados” que podamos cometer. Eso sí, entendida la envidia como aquel
estado emocional en el que nos encontramos que lo único que queremos realmente
es que el otro pierda lo que tiene, lo que ha conseguido. No se trata de que yo
también lo tenga, sino que el otro lo pierda. Esto nos corroe por dentro, nos autodestruye.
Deseamos que el otro se equivoque, que lo haga mal, etc., no
se trata de reconocer que tienen mayor habilidad para una determinada función o
actividad, y por tanto poder aprender de ellos para yo acercarme a ese nivel,
sino que la envidia hace que deseemos el fracaso en los posibles logros de
estas personas (Compañeros, amigos, jefes, colaboradores, etc.).
Por tanto, lo que debemos hacer es acercarnos a ellos,
aprender de sus habilidades, fijarnos en cómo lo hacen y cómo podemos
desarrollar nosotros nuestras habilidades. Se trata de sentir admiración (para
aprender e imitar) y no envidia autodestructiva.
En este punto, también intervendría una cualidad muy
importante que es la “humildad”, humildad para acercarte a esta persona y
decirle, enséñame, quiero aprender.
4.- Ser reactivos.
Muchas personas creen que existe una “conjura” universal donde todo lo malo
existente le viene dado a ella. Es decir, sentirse víctima de los
acontecimientos.
Yo siempre digo que el éxito y el fracaso son lo mismo, que
somos el resultado de nuestras acciones. Si el resultado se acerca a nuestras
expectativas le llamamos éxito, si se aleja le llamamos fracaso. Ojo, pero el
poder y la “gran cuestión” está en haber realizado la acción, es decir en
nuestra actitud.
Muchas personas piensan que no pueden hacer nada por cambiar
sus vidas, y que es el destino quien ha tomado esta decisión por ellas. Están
siendo rehenes y víctimas de sus creencias limitantes y de su reactividad. Es
decir, actúan según los imputs que van recibiendo, no son proactivos y toman el
mando de sus decisiones.
Por tanto, deja de quejarte, averigua qué puedes aprender y
sacar en positivo de lo que tienes, define qué es lo que quieres, cuál es tu
visión y por tanto actúa, sé proactivo analiza los resultados de tus actos, qué
aprendiste y vuelve actuar en la dirección que consideres adecuada para
conseguir tus objetivos.
El poder, para dar un primer paso con el que cambiar toda tu
vida, sólo lo tienes tú.
“Te podrán decir muchas cosas, que te afecten sólo depende
de ti”. No vivas tu vida según lo que los demás digan sobre ti. Por tanto, dale
la importancia justa a lo que se diga sobre ti o a lo que te hagan.
Un error muy común es interpretar las palabras o los hechos
de una forma muy subjetiva y sobredimensionar la importancia de las cosas y
descontrolar nuestras emociones, por lo que actuaremos de forma instintiva y
primaria. Las cosas, los hechos, las palabras tienen muchos puntos de vista, no
sólo uno. Como bien se dice en una de las premisas de PNL: “El mapa no es el
territorio”.
5. No seas un “Ignorante
Emocional”. Trabaja tu inteligencia emocional. Dedica tiempo a
desarrollar las habilidades intrapersonales de autoconocimiento y autocontrol.
Es muy importante que sepas en qué situaciones puedes llegar a sufrir un
“secuestro amigdalar” y actuar impulsivamente motivado por nuestras emociones (ira,
la furia, la tristeza, etc.)
Si trabajas estas habilidades conocerás cuáles son los
puntos críticos en los que puedas sufrir una pérdida de control emocional y
poder tomar distancia y tiempo para retomar el asunto. Y averiguar nuevas
fórmulas de actuación según las circunstancias que se den, para lo que se hace
necesaria una consciencia plena de nuestras emociones. Es decir, ser capaces de
utilizar nosotros a nuestras emociones y no estar nosotros a merced de ellas.
6.- Otro aspecto, es la necesidad
que tienen muchas personas de estar siendo constantemente reforzadas positivamente o validadas.
Es decir, bien por problemas de autoestima o de inseguridad
necesitan que quienes les rodean a cada momento les validen y constaten lo bien
que hace las cosas. Personas que necesitan alimentar su ego constantemente con
“aprobaciones” de los demás, sobre su valía personal.
Aquí deberías trabajar tu capacidad de desarrollo de
autoestima y proactividad.
7.- No pagar el
precio. Las “duplicidades” (tener dos caras), no ser sinceros ni
asertivos es otro aspecto que podemos definir como tóxico (y que se vincula
directamente con el comentado de los Principios básicos).
La integridad y la honestidad son dos de los Principios
básicos que definen a una persona como honrada.
Muchas veces utilizamos engaños, atajos inmorales para
conseguir nuestro objetivo, o bien tener éxito. El resultado será que tu éxito
se convertirá en un lastre constante que atormentará tu vida. No hay nada peor
que vivir con alguien que sabe de tu falta de integridad y de tu falta de
honestidad, y en este caso ese alguien eres tú mismo.
Este tipo de actitudes suelen ser uno de los grandes
“drenadores de energía” que padecen muchas personas.
8.- La falta de
empatía. La empatía es la habilidad que nos hace querer ayudar a los
demás, desear que no les pase nada malo a los otros.
Por tanto cuando tratamos con agresividad y violencia a los
demás, estamos demostrando un gran déficit de esta habilidad de empatía. De
hecho, este es una de las características que más nos hacen detectar el aumento
de “ignorantes emocionales” que se está produciendo en nuestra sociedad actual.
En vez de ayudar a los demás, bien lo que hacemos es pasar
como si no lo viéramos o bien muchas personas suelen tener como carácter un
comportamiento constante cruel y vejatorio hacia los demás.
“Trata a tus empleados como tú quieras que ellos traten a
tus clientes”. Lo mismo sucede con tus hijos, amigos, compañeros, etc.,
trátalos como tú quieras que te traten a ti.
9.- La gestión del
“duelo”. Muerte de un ser querido, una separación o divorcio, un
despido, etc.
Ante este tipo de situaciones o vivencias, muchas personas
se suelen “estancar” y quedar ancladas en alguna de las diferentes fases de la
superación y por tanto sus pensamientos y actitudes son recurrentes y
autodestructivas.
Debemos ser conscientes que durante los siguientes meses al
acontecimiento, vamos y debemos pasar por una serie de etapas (Impacto,
negación, pena, culpa, rabia, resignación y reconstrucción) y que conforme las
vayamos superando, iremos reconstruyendo nuestra nueva vida, con la que
saldremos más fortalecidos.
“No vivas en el pasado, no se puede”.
¡Desaprende!