¿Eres
Proactivo o Reactivo?
Hace unos días oí decir a alguien que sus buenos propósitos
y deseos para este nuevo año 2014 serían dejar de fumar, ir al gimnasio y
ponerse a dieta. Para decir seguidamente: “…bueno, voy a ser realista y mis
deseos serán la paz mundial y erradicar el hambre en el mundo”.
Casi el 80 % de mis clientes de “LifeCoaching” son
clientes que solicitan mis servicios bien porque se encuentran inmersos en un
proceso traumático, o bien porque acaban de pasar por uno. Pero son muy pocos
(sin tener en cuenta Coaching Ejecutivo, Profesional o Empresarial) aquellos
que me solicitan un verdadero proceso de “entrenamiento psicológico” con el fin
de prepararse y “tonificarse” para la “dura competición de la vida”.
La gran mayoría de nosotros nos sentimos muy
“seguros” (cómodos) en nuestra “zona de confort”; con nuestros hábitos,
nuestras creencias y nuestros pensamientos (limitantes o no) adquiridos y
programados a lo largo de nuestra vida. En este día a día, semana a semana, mes
a mes, no nos cuestionamos la validez de estas creencias, pensamientos o “aquello”
que denominamos “nuestros valores”, con respecto a los verdaderos principios básicos
que si rigen nuestra vida interior.
Entonces, sólo somos capaces de afrontar dramas o
problemas graves cuando estos aparecen de una manera intensa o traumática en
nuestra vida, y es en ese momento cuando averiguamos que no estamos
“entrenados”, que no tenemos “tono
muscular” (psicológico), que no estamos preparados para afrontar dicha
situación, y de que esta situación nos supera.
Y es entonces, cuando nos damos cuenta de que no hemos
sido personas proactivas, que llevamos toda nuestra vida viviendo según las
decisiones de los demás, de las opiniones de los demás, de las críticas de los
demás, de que somos dependientes de nuestro entorno y de las circunstancias que
nos rodean.
Nos damos cuenta, después de tantos años, de que no
hemos sido capaces de saber cómo somos realmente y que la imagen que hemos
adquirido de nosotros mismos, ese conocimiento de nosotros mismos, la hemos
adquirido mirándonos en el “espejo
social”.
Nos damos cuenta de que no tenemos un nivel alto de
autoestima, de que nuestro nivel de autoconocimiento es mínimo, de que no somos
conscientes de nuestras emociones (hasta que éstas vienen a nosotros), y de que
son las circunstancias, el entorno y las opiniones y debilidades de los demás
quienes han ido delimitando nuestro camino a seguir, incluso nuestras propias
decisiones.
Diariamente estamos sometidos a diferentes pruebas
con problemas (más o menos sencillos) que nos surgen cada día, con decisiones
que debemos tomar, con obstáculos que aparecen en nuestro camino, etc. Y, si
somos capaces de ser proactivos en este momento, lo que conseguiremos será
desarrollar gradualmente (entrenar) una gran capacidad para gestionar posibles
futuras situaciones conflictivas, decepciones, frustraciones, disgustos o
problemas mucho más importantes.
La gente reactiva suele dejarse llevar por las
circunstancias, tomar sus decisiones atendiendo a las opiniones y las críticas
de los demás. Ante un determinado estímulo no tienen la libertad de elegir su
respuesta, sino que le viene dada por el contexto, el entorno, sus creencias, las
debilidades de los demás, etc. Suelen ser personas que necesitan que otros les
aprueben sus acciones, que les eleven constantemente su EGO, se suelen rodear
de personas (como ellas) que le validen su respuesta.
La gente reactiva suele buscar la autojustificación,
sólo toman en cuenta aquellos datos que justifican su paradigma, “su verdad”.
Suelen llenarse de energía negativa y tienden a polarizarse. (Como decía un
tocayo mío -Emilio Duró- : “Los pesimistas, los negativos, los tontos, los
gafes, etc., todos suelen quedar para ir juntos a tomar café”…, para
autovalidarse diría yo)
Por el contrario las personas proactivas suelen
tener una alta autoestima, un alto conocimiento de sí mismos, de sus principios
y de sus valores. Y suelen actuar en base a estos valores, actuar según sus propios
objetivos marcados en su vida (su visión). Lo que no harán nunca, ante un
determinado estímulo, es tomar decisiones en base a las opiniones, las críticas
o las debilidades de los demás.
“Nadie
puede quitarte el respeto a ti mismo a menos que tú se lo entregues” (Gandhi)
Aquellas personas reactivas que suelen actuar en
base a las debilidades de los demás, lo que consiguen realmente es debilitarse
a sí mismos y adquirir, cada vez más, dependencia de éstos para seguir
complicándose la vida a sí mismos.
Este tipo de entrenamiento (proactividad) supone
mucho trabajo, supone un gran cambio en la vida de las personas, una importante
disrupción, ya que pasan de ser personas dependientes de la aprobación de los
demás, a ser personas que asumen su responsabilidad ante la capacidad de elegir
su propia decisión. Sobretodo es una labor muy costosa para aquel tipo de
persona que se ha pasado la vida culpando a las circunstancias o a los otros de
sus propios fracasos.
Te propongo que a partir de hoy dejes de utilizar
pensamientos y lenguajes donde intervengan palabras como:
“Tengo,
debo, tan solo, no puedo, siento que no soy capaz, yo soy así, lo intentaré, etc.”
Y pases a adoptar una nueva forma de pensar y hablar
en relación a:
“Yo
elijo, yo prefiero, sí, no, lo haré, quiero hacer esto, puedo mejorar, etc.”
¡Sé
proactivo!
"El hombre superior se exige todo a sí
mismo, el hombre mediocre lo espera todo de los demás" (Confucio)