Estimado lector, en primer lugar quiero agradecerte tu
interés y tu participación en este experimento. Han sido más de 260 los mails
recibidos indicando la visión sobre la imagen que os proponía.
La imagen publicada consistía en una hoja en blanco en la
que podemos hacer muchas cosas (pintar, escribir, programar, etc.), y para los
más "puristas" se trata de una hoja en blanco con, apenas, un mínimo
puntito de color rojo en el centro.
En realidad, aproximadamente el 99% de la hoja está en
blanco (que nos permite escribir, dibujar, etc.) y la gran mayoría de las
personas que han colaborado en este experimento (casi todos) se han declinado
por fijar toda su atención en un punto rojo en el centro de la hoja. No se han
focalizado en que el 99% de la hoja que está en blanco, en lo positivo, sino
que la gran mayoría han identificado el defecto, lo negativo (algo que es muy
inferior al 1% del total de la imagen).
Pues bien, si nos paramos a pensar un poco nos suele ocurrir
lo mismo en la visión que tenemos de las personas, una persona puede ser
positiva y tener cualidades y “talentos” al 99%, pero suele suceder que la gran
mayoría de las personas reaccionamos (intensamente emocional) sólo ante ese 1%
de aspecto negativo o imperfección que es lo que vemos.
Por ejemplo, mi hijo viene a casa con las notas del curso,
trae todas con notables y sobresalientes, excepto un suspenso…. ¿Hacia dónde
irán mis comentarios? ¿Cuál será mi “foco”? ¿Dónde incidiré en que debe
mejorar? ... efectivamente, la gran
mayoría se focalizará en esa asignatura que trae suspensa. No, no, no le voy a dar refuerzos positivos
por tan excelentes notas y descubrir y destacar sus fortalezas para animarle a
desarrollar sus potencialidades. Mi paradigma estará orientado hacia sus
debilidades.
Por tanto el resultado que obtendré con esta actitud
será… “La Mediocridad”. Evitaremos el
desarrollo de sus fortalezas para centrar los esfuerzos en sus debilidades.
Otro ejemplo, yo como jefe o líder lo que hago es destacar
los errores que cometen mis colaboradores, aquellos fallos o errores que se
comenten en un momento del procedimiento y de forma circunstancial, son los destacados
por mí: “Ya te pilléeeeeeee… te has equivocado, no prestas atención.”
Como jefes o líderes, solemos estar muy vigilantes para que
no se cometan errores (y ese es nuestro mayor error), pero... ¿Cuándo se
agradece el trabajo bien hecho? ¿Cuándo se da refuerzo positivo y
“Reconocimiento” por el trabajo bien hecho y destacar las “fortalezas” de mis
colaboradores? ¿Cuándo les animamos a desarrollarlas y a crecer en esa
dirección?
….Prácticamente nunca. Normalmente solemos estar vigilantes
y dar refuerzos (negativos, claro) sólo cuando se cometen errores.
¿Qué conseguimos con esta actitud? Que nuestros hijos y
nuestros colaboradores vivan emocionalmente de forma intensa esas “relaciones”
con nosotros. Son relaciones que crean impronta, crean “marcas”, y las malas
noticias es que estas marcas que se generan en nuestro subconsciente son
negativas. Si sólo vivimos relaciones intensas con nuestros hijos o nuestros
colaboradores (ojo, lo mismo con nuestras parejas, amigos, etc.) que teñimos de
negatividad, lo que estamos generando es un gran déficit de confiabilidad. Y la
consecuencia será la retirada constante de confianza de nuestros hijos y de
nuestros colaboradores hacia nosotros. Y esta retirada de confianza tiene la
particularidad de que es silenciosa, no nos avisa, sólo al cabo de mucho tiempo
tendemos a notar que no existe una relación fluida y de confianza hacia
nosotros, e intentamos reaccionar y ser “reactivos”, a veces sin éxito y otras
veces empeoramos la situación. Incluso,
llegado este extremo no es que exista una relación debilitada, es que no existe
relación. Y cualquier comentario o sugerencia (objetiva) que podamos realizar a
la otra persona puede ser considerada (subjetivamente) como un agravio o un
ataque deliberado hacia ella, por lo que el conflicto está “servido”.
Este tipo de reacciones (“destacar sólo en el punto rojo”)
se producen de forma automática, de forma inconsciente y generando un
pensamiento y una acción acorde a nuestro sistema de creencias programado y a
nuestros patrones de comportamiento aprendidos por nuestras experiencias.
Por tanto la solución pasa por cambiar nuestro paradigma,
por intentar “desaprender” y eliminar nuestras creencias, patrones y pensamientos
limitantes para adquirir consciencia en nuestras reacciones. Podemos comenzar
practicando la visión de las cualidades especiales y de las virtudes de los
otros, de sus fortalezas. Siempre decimos que un hábito se consigue implantar
en tres semanas (21 días), así que por lo menos necesitamos un mes de trabajo
siendo constantes en la creación de este nuevo paradigma.
Tomo nota para cambiar mis inconscientes malos hábitos.
ResponderEliminarAFB