Liderazgo de equipos y la
inteligencia emocional. Parte 1
Introducción.
Actualmente nos
encontramos en un mundo globalizado y en unos tiempos de constantes cambios, y
donde el factor humano es cada vez más escaso sobre el factor tecnológico. Por
ello quiero hacer, en una serie por partes, sobre la inteligencia emocional,
unos comentarios para tratar de explicar lo importante que es para las personas
y para las empresas la Inteligencia Emocional aplicada al Liderazgo en las
empresas. Los líderes no gestionamos empresas, ni departamentos, ni
organizaciones, ni presupuestos, ... ; los líderes gestionamos personas.
Voy a tratar este
tema de la IE y el liderazgo en diferentes partes o entregas:
PARTE 1. EL AUTOCONTROL EMOCIONAL.
Uno de los primeros aspectos que
tratamos en la Inteligencia Emocional, junto al capítulo del autoconocimiento y
de la automotivación, es la capacidad de gestionar y controlar nuestros
estados, nuestros impulsos y nuestros recursos internos. La capacidad de
manejar adecuadamente las emociones y los impulsos conflictivos. Es decir, el
autocontrol.
Los seres humanos disponemos de tres
tipos de cerebros con los que la evolución nos ha ido dotando. El más primitivo
(cerebro reptiliano) que lo podemos definir como el de la supervivencia, el del
“huye o pelea”. Un cerebro más moderno (Neocortex) el encargado de la razón,
del análisis, de la síntesis, etc. Y el cerebro que nos ocupa, el intermedio en
el nivel evolutivo, el cerebro de las emociones o sistema límbico (donde se encuentra
localizada la amígdala). Aquí es donde podemos encontrar las emociones tales
como miedo, ira, frustración, rabia, tristeza, etc., todas estas emociones nos
permiten determinar ciertas amenazas que evaluamos con determinada información
ya procedente en nuestra memoria, por nuestras experiencias, prejuicios, etc.
Automáticamente se nos “dispara”
nuestro mecanismo de autodefensa y realizamos ciertas acciones predeterminadas
según nuestros hábitos adquiridos y “gravados a fuego”, pudiendo dar paso,
incluso, al cerebro reptiliano (“huye o pelea”) cuyas respuestas reflejas nos
pueden ocasionar ciertos conflictos en nuestra vida personal, nuestras
relaciones con la pareja, familia, en la empresa, con los compañeros,
colaboradores, etc.
En la coyuntura actual en la que nos encontramos
de crisis, de gestión del tiempo y con los niveles de estrés aumentando
continuamente, se genera un mayor número de este tipo de “disparos automáticos”
o respuestas de autodefensa mencionadas anteriormente. Debemos pensar que
nosotros somos un “todo integral” y que no podemos pretender que si estamos
estresados en el trabajo, al llegar a casa dejaremos de estar estresados.
Cada situación de tensión que vivamos
(trabajo, casa, etc.) irá generando en nuestro cerebro una sustancia química
(las emociones no son otra cosa que química) denominada “cortisol”, que hará
que nuestro primer cerebro (el más primitivo en la evolución humana, el
reptiliano), actúe y que actúe sólo de dos maneras preestablecidas: huir o
pelear.
Por tanto, si nuestra capacidad de
autocontrol funciona correctamente, si hemos trabajado y creado el hábito de autodominio,
de cambio de pensamiento, de gestión y control emocional ante todas las
situaciones cotidianas que se nos presentan de estrés, de constante gestión del
cambio, etc., nos permitirá mantener la calma y afrontar con claridad,
seguridad y éxito todas las situaciones “conflictivas” diarias a las que somos
sometidos.
Esta gestión y control de los impulsos
la podemos desarrollar a partir de 5 cualidades básicas, que según el gurú
Daniel Goleman son:
Autocontrol,
confiabilidad, responsabilidad, adaptabilidad y creatividad.
Autocontrol. En primer lugar debemos trabajar de forma intensa
todo lo relacionado con el autoconocimiento. Esta es la base, el principio para
el desarrollo de las habilidades intrapersonales y por tanto, el origen del
desarrollo de la Inteligencia Emocional. El autoconocimiento está estrechamente
relacionado con el autocontrol, que nos permitirá dominar emociones e impulsos
negativos (ojo, no reprimir sino dominar). Este autodominio nos permitirá
evitar crear situaciones conflictivas, mantener la calma en determinadas
situaciones de presión, nos permitirá poder actuar con claridad y centrados en
nuestro objetivo, contribuyendo al desarrollo positivo del equipo de trabajo en
el que estemos inmersos.
Una persona que no desarrolle esta
habilidad intrapersonal de autocontrol se caracterizará por tener un carácter
agresor, dominador, obstructor, etc., en definitiva tendrá una serie de
actitudes que obstaculizarán el desarrollo de la cohesión y madurez de un
equipo de trabajo o de un grupo, impidiendo que éstos progresen en sus
objetivos.
La
confiabilidad y la responsabilidad.
Ambos permiten que todos los miembros del equipo o del grupo tengan confianza
en los demás, evitando recibir sorpresas desagradables por la forma de
comportarse de alguno de los otros integrantes del grupo. Siendo responsables y
dando confiabilidad (“Cuenta Bancaria Emocional” de Covey, con ingresos y
retiradas de capital emocional) se inspirará confianza, autenticidad, se
admitirán y se corregirán posibles errores, se cumplirá con los compromisos
adquiridos y todos serán responsables para el cumplimiento de los objetivos
comunes del equipo o del grupo.
La
adaptabilidad y la creatividad.
Estas cualidades de los seres humanos nos permiten producir o aceptar nuevas
ideas y nos dotan de flexibilidad para la adaptación al constante cambio en que
nos encontramos. Con estas cualidades, los integrantes de un equipo de trabajo
serán capaces de producir, buscar y aceptar juntos nuevas ideas del exterior o
bien de sus propios miembros, aceptando los posibles riesgos y superando juntos
las dificultades que supone la presión interna y externa, haciendo crecer su
“inteligencia contextual” que les permite adaptarse al entorno en constante
cambio y mantener una visión clara y amplia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios.