¿Y tú quién eres?

He conocido a muchas personas en mi vida, y a todas las puedo catalogar en dos categorías:
Las que tuvieron éxito y las que nunca han fracasado.
¿A cuál perteneces tú?
-Emilio-

El tiempo ni se compra ni se vende.
El tiempo se disfruta y se comparte.
¡El tiempo es único!
-Emilio-

"El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen" - Johann W. Goethe-

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿Eres "Resiliente"?



¿Eres “Resiliente”?



Cuando hablamos de optimismo decimos que las cosas en la vida nunca transcurren sin sobresaltos, siempre habrá una caída, un obstáculo, algo en el camino que te hace “caer”, y es entonces cuando entra en juego nuestro coeficiente de optimismo, nuestra motivación y nuestra capacidad para afrontar y superar la adversidad, para conseguir nuestros objetivos. 

Cuando hablamos de resiliencia, hablamos de esa capacidad de ser “maleables” que nos permite adaptarnos bien ante las tragedias, el estrés, los hechos traumáticos o las posibles amenazas.

Esto (ser resiliente) no significa que no debamos sentir emociones negativas ante determinados sucesos, como un proceso traumático de enfermedad, un proceso de duelo por muerte o separación, etc.; sino que somos capaces de adaptarnos a este nuevo estado emocional al igual que una goma se adapta a la presión que se le ejerce.

Este proceso de adaptación se adquiere con tiempo y no es un camino sencillo ya que supone vivir con unas intensas emociones negativas y altos grados de ansiedad y estrés.

Aun así las personas resilientes lo suelen conseguir y son capaces de superar este tipo de hechos y de malestar emocional para poder seguir con sus vidas ante la adversidad y la tragedia. Esta capacidad no todo el mundo la tiene, pero al igual que cuando hablamos de las habilidades intrapersonales e interpersonales de la Inteligencia Emocional, ésta también se puede aprender y desarrollar en cualquier momento de nuestra vida, independientemente de la edad y del nivel en que la tengamos desarrollada.

Lo primero que debemos saber es que “nos vamos a morir”, “nadie sale vivo de aquí”. Es decir, debemos ser capaces de aceptar nuestra realidad tal y como es, y creer que nuestra vida tiene un sentido. (Recomiendo “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl). Hasta que no descubrimos cuál es el sentido de nuestra vida solemos ser “prisioneros”, somos “zombies”, somos personas que murieron a los 20, 30 años y no nos enterrarán hasta los 90.
Lo segundo que debemos tener en cuenta nuestra capacidad de automotivación y de búsqueda de la mejora continua.

Por supuesto, para desarrollar nuestra resiliencia debemos trabajar nuestra inteligencia emocional y saber identificar cuáles son las causas de los problemas y desarrollar un alto grado de autoconsciencia. Además de trabajar y desarrollar el autocontrol de las emociones y de los impulsos. Y sobre todo la capacidad de modificar los pensamientos negativos en positivos y ser conscientes de nuestra capacidad para mejorar cualquier resultado obtenido hasta ahora, dejar de ser reactivos para ser dueños de nuestras decisiones. Pensar que las cosas pueden ir mejor si hacemos algo, tener una visión positiva del futuro y ser conscientes de que somos nosotros quienes podemos dirigir nuestro destino (siempre siendo realistas). Desarrollar la empatía hacia los demás y las habilidades sociales nos proporcionarán nuevos paradigmas, nuevos retos y oportunidades con los que podremos lograr una vida más satisfactoria.

En relación a nuestra capacidad de cambiar de pensamiento, y en concreto como característica de las personas resilientes, decir que este tipo de personas son realistas, flexibles y analíticos. No suelen ser generalistas en su forma de expresión y de pensar (no utilizan “nunca”, “siempre”, etc.) y no suelen sacar conclusiones de forma precipitada sin evidencias. Suelen interpretar la realidad de una forma más exacta que las personas con menos capacidad de resiliencia. Suelen ser personas con mayor coeficiente de optimismo, alta autoestima, no evitan los conflictos ni los retos, mayor capacidad de superar la frustración, aprenden más y mejor y suelen tener más éxito en sus vidas. 


Consejos para desarrollar y mejorar la capacidad de resiliencia:

Rodearse de personas que te apoyen y en quienes puedas confiar. Trabajar tu autoconfianza y autoestima para que esta sea alta. Afrontar aquellos retos o conflictos que nos suceden todos los días, no evitarlos o resolverlos desde la postura del “Poder” que suelen ser las dos formas que mayoritariamente utilizamos para resolverlo. Trabajar los cuatro ámbitos humanos: físico (deporte), mental (lectura), emocional (relaciones contigo y con los demás) y espiritual (revisa tu sistema de valores).




Ejemplo de resiliencia:





Pero… ¿Quién es Nick?