Introducción.
Actualmente
nos encontramos en un mundo globalizado y en unos tiempos de constantes
cambios, y donde el factor humano es cada vez más escaso sobre el
factor tecnológico. Por ello quiero hacer, en una serie por partes,
sobre la inteligencia emocional, unos comentarios para tratar de
explicar lo importante que es para las personas y para las empresas la
Inteligencia Emocional aplicada al Liderazgo en las empresas. Los
líderes no gestionamos empresas, ni departamentos, ni organizaciones, ni
presupuestos, ... ; los líderes gestionamos personas.Voy a tratar este tema de la IE y el liderazgo en diferentes partes o entregas (en esta parte 3: la comunicación):
PARTE 3. LA COMUNICACION.
En mis
charlas, seminarios y cursos, siempre digo que el verdadero liderazgo está en
la capacidad de comunicar (aunque muchos líderes entienden esto como la
capacidad de hablar, hablar y hablar… para contar y exponer su visión desde su
propio paradigma. Y nada más lejos de la realidad). Una de las habilidades más
importantes, dentro de las habilidades interpersonales, y junto a la iniciativa
es la habilidad para la verdadera comunicación.
La
comunicación, el mensaje, siempre se realiza en dos vertientes: uno hacia el
contenido y otro hacia la “relación”. Por tanto nuestras emociones juegan un
papel importantísimo en la comunicación, nos indicarán cuándo y dónde
concentrar la atención, nos facilitará la captación de atención y serán
“sensores” de situaciones potencialmente conflictivas. Somos capaces de recibir
o emitir mensajes con información crucial y que no tienen por qué transmitirse
en nuestras palabras. Podemos decir que nuestras emociones pueden llegar a
transmitir el 85 % de nuestro mensaje.
Hablamos
de un nuevo concepto denominado “economía emocional”, y que podemos definir
como la suma de intercambios de emociones entre nuestro grupo (equipo) en cada
encuentro o reunión. Dicho intercambio emocional podremos evaluarlo en una
escala, según lo negativo o positivo del resultado de dichas relaciones. Es
decir, es lo que denominamos que la suma de 1 + 1 nunca será 2, si no que la
unión de dos personas siempre será menos de dos (en el caso de una relación
emocional tóxica) o más de dos (en el caso de una relación emocional
nutritiva). En este segundo caso es cuando seremos capaces de conseguir enormes
beneficios de productividad y nivel de
relación de un equipo.
Para
muchos líderes formales (jefes), la comunicación no deja de ser un correo
electrónico, una llamada telefónica, una charla, una visita al despacho, etc.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad, la verdadera comunicación está en
el saber escuchar, en escuchar activamente a los miembros de tu equipo,
compartiendo información, propiciando nuevas propuestas e ideas y sobretodo,
empalizando, ser capaz de saber qué es lo que sienten.
Además
de todo esto una de las cualidades más importantes es la de ser capaz de
gestionar tus propias emociones, como jefe, y que éstas no influyan en los
procesos comunicativos que mantengas con tus colaboradores.
Si
desempeñamos un verdadero proceso abierto de comunicación, lo que haremos será
“correr el riesgo” de que nuestro equipo nos responda con lo mejor de su
capacidad creativa, innovadora, emprendedora y con toda su energía.