¿Y tú quién eres?

He conocido a muchas personas en mi vida, y a todas las puedo catalogar en dos categorías:
Las que tuvieron éxito y las que nunca han fracasado.
¿A cuál perteneces tú?
-Emilio-

El tiempo ni se compra ni se vende.
El tiempo se disfruta y se comparte.
¡El tiempo es único!
-Emilio-

"El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen" - Johann W. Goethe-

jueves, 16 de agosto de 2018

¿Y tú quién eres…? Los tres estados del yo desde los que nos relacionamos con los demás.



¿Y tú quién eres…?

Los tres estados del yo desde los que nos relacionamos con los demás.



Hace unos días, realicé un comentario sobre uno de los videos publicados por “AprendemosJuntos” que publica fundación BBVA y que hablaba sobre la importancia de enseñar a los niños a hablar en público. Me quiero explicar...

Entre otros, yo decía que efectivamente es muy importante desarrollar este tipo de habilidades, ahora bien, siempre que entendamos que este aprendizaje (de Habilidades Extrapersonales) lo deben hacer desde una base y como prolongación de sus Habilidades Intrapersonales, y no desde el paradigma de las técnicas o valores de moda en las que la mayoría se suelen instruir como simple aplicación de unos tips o determinadas secuencias técnicas aprendidas…

Si la formación para hablar en público de estos niños (o adultos) se realiza como continuación a un desarrollo de sus Habilidades Intrapersonales, entonces sí que estaremos hablando de un verdadero aprendizaje en el desarrollo de su totalidad (continuación o sobre cimientos) como filosofía de persona e Inteligencia Emocional.

En relación a los tres estados de la persona en los que nos relacionamos con los demás, no me refiero, en concreto, a la teoría del análisis transaccional que habla de los tres estados del “yo” como padre, adulto y niño. Sino que más concreto, me refiero a lo que denomino en mi libro “¿Eres un ignorante emocional?” a nuestra Filosofía Personal, y que extraigo aquí.

Nuestro proceso de madurez continua y de desarrollo como personas íntegras se inicia por adquirir el conocimiento de un aspecto fundamental: saber cuál es nuestra misión personal.
La respuesta a esta cuestión fundamental la obtenemos del  análisis de dos partes básicas: ¿para qué estoy aquí y qué hago para ello? Yo sé cómo los demás me ven, cómo los demás dicen cómo debo ser, cómo ellos dicen que soy, etc., pero soy yo quien tiene que decidir cómo quiero ser. Y segunda, ¿Lo decido yo o influye en mis pensamientos y en mis conductas los juicios de los otros (mi entorno más cercano) y de la sociedad en general?



Los seres humanos vivimos tres “vidas”: Una vida pública (relaciones con los demás), otra vida privada (relaciones con nuestro entorno más cercano, casa, familia, etc.) y, por último, nuestra vida interior, ésta es la que realmente influye a las otras dos. Esta vida interna la definimos como aquella vida interna de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, la que realmente nadie conoce más que nosotros. Nadie conoce cuáles son nuestros sentimientos, nuestras intenciones, ni emociones, nada más que nosotros mismos. Y por tanto, sólo yo tengo acceso a mi vida interna, acceso para entrar en estos pensamientos y sentimientos para poder analizarlos y gestionarlos.

Muchas personas, sólo cuando se encuentran en situaciones muy dramáticas, de gran sufrimiento o de dificultades, o han pasado por un hecho traumático es cuando realmente realizan una auténtica introspección y análisis de su vida interior. En una situación de gran sufrimiento es cuando muchas personas realizan el análisis de sus valores, de sus principios y se dan cuenta que, durante mucho tiempo, han estado subiendo por la escalera del “éxito”, peldaño tras peldaño, para al final darse cuenta que la escalera no estaba apoyada en la pared adecuada.

Se dan cuenta que sus valores no estaban alineados con los Principios fundamentales, que se han ido dejando muchas cosas importantes por el camino, que, a lo largo de su vida, se han apoyado en los “valores de moda”, del momento y que realmente han puesto a merced de lo menos importante aquello que sí era lo verdaderamente importante. Y esto sucede porque nunca se han parado a reflexionar sobre cuál era su misión, sobre cuáles eran sus Valores reales, sobre cuál era su propósito de vida; se han dedicado a trabajar esos valores “de moda” (o técnicas) que configuran su personalidad (relaciones o imagen ante los demás) sin tener en cuenta cuáles eran los Principios básicos (Carácter). Y esto es un gran error, ya que en la ética del carácter es donde se encuentra la base del desarrollo de la confiabilidad (tema importantísimo en las relaciones con los demás).

La vida privada no es la vida interior (aunque muchas personas la confundan), tú puedes estar viviendo una vida privada feliz, independiente, placentera, tranquila pero esto no significa que tu vida interior también sea tranquila, placentera y feliz. La vida interior requiere que seamos capaces de hacer introspectiva y desde aquí analizar y ver cómo estamos viviendo nuestra vida privada y pública, qué aspectos, qué principios son los que realmente nos mueven en nuestras vidas privada y pública, y si realmente estos principios son los míos o los de los otros. Si no son los míos, lo que ocurre es que no vives tu vida, sino que estás viviendo la vida que otros te marcan.

“No se puede hacer lo correcto en un aspecto de la vida, si se hace lo incorrecto en otro.
La vida es un todo indivisible”
                               (Gandhi)

No podemos tener una apariencia en nuestra vida pública mientras que todo es un desastre en nuestra vida privada o en nuestra vida interior, porque la vida es un todo indivisible y el estado de cualquiera de nuestras vidas se transmite mediante “vibraciones” a cualquiera de las otras vidas que se “mimetizan”.

Debemos trabajar en dos asuntos: Visión y Principios. Debemos ser pacientes y darnos varias semanas para determinar cuál es nuestra visión, cual es nuestra misión y cuáles son nuestros Principios. 

Las personas que actúan según sus principios, sus propósitos y su visión personal no dejan su libertad y su poder de elegir en base a las debilidades de los demás. Si lo hacen, cada vez que lo hacen, se convierten en  personas más débiles y que dan más poder a los otros (a sus comentarios, a sus palabras, a sus hechos, etc.) para que les sigan dominando sus vidas.

Desarrollar este aspecto, supone mucho trabajo, trabajo de introspección, mucha capacidad de reflexión sobre nuestra vida interna, sobre nuestros principios, sobre nuestra visión y propósitos de nuestra vida. Sobre todo, supone mucho trabajo para aquellas personas que siempre culpan de sus fracasos a los otros.

Piensa que la construcción de “tu marca personal” es la alineación de tu vida personal con la vida profesional, y será aquello que te haga único y especial.



¡DESAPRENDE!

domingo, 11 de febrero de 2018