¿Eres vanidoso? ¡Libérate de tu EGO!
1.- Sólo depende de ti que lo que los demás digan o hagan te
pueda ofender. Así que no te sientas ofendido ante las actuaciones de los
demás. De lo contrario vivirás constantemente interpretando y viviendo
ofendido. Busca los aspectos positivos de las palabras o hechos de los demás.
2.- ¿”Ganar-Perder” o “Perder-Ganar”? No tengas la necesidad
de ganar siempre, disfruta de la actividad y de las pequeñas cosas que forman tu entorno, sin tener que ser competitivo constantemente. Piensa que siempre habrá alguien que
será más rápido, más listo y más joven que tú. “Tú no eres tus victorias”. Busca
la colaboración y busca el “Yo gano-Tú ganas”
3.- “¡Porque yo lo digo!”. Debes evitar “tener siempre razón”.
Deja de pensar que sólo existe un camino, una forma de ver y hacer las cosas
(la tuya). Intenta liberarte de tus pensamientos y prejuicios y ESCUCHA a los
demás, intenta ponerte en su situación y comprender lo que realmente siente y
quiere decir. “Comprender a los demás antes de ser comprendidos”. Piensa si
realmente lo que quieres es ser feliz o tener razón.
4.- Deja de querer ser superior a los demás. El estado continuo
de constante competitividad ante los demás y tener que ser superior no nos deja
vivir y disfrutar de los pequeños detalles que rodean las cosas, las
situaciones y las personas. No se trata
de ser mejor que los demás, si no de ser “mejor que antes”.
5.- Principio básico de la abundancia. Hay suficiente para
todos, debemos compartir. Deja de pensar en que cada vez tenemos que tener más,
nunca tendrás suficiente y tu EGO siempre te pedirá más. Por mucho que consigas
nunca será suficiente y nunca lograrás tus metas. Si nunca logras tus metas
constantemente vivirás expectante, sin vivir y disfrutar el momento. Si logras
vivir y necesitar menos te sentirás con las expectativas cumplidas y que cada
vez tienes más. Es decir el sentimiento contrario al de ansiedad por querer
tener cada vez más. ¡Yo no valgo lo que tengo!
6.- Valgo lo que los demás me valoran, es decir lo que yo
sea significativamente importante para ellos. Por tanto libérate de tu “fama”.
Tu fama es directamente proporcional a cómo tú te comportas con los demás, cómo
les enriqueces y cómo eres de importante en sus vidas. Por tanto tu fama no
depende de ti, si no de lo que los demás piensan y juzgan sobre ti, y sólo tú
eres el responsable de que te afecte lo que los demás dicen o piensan sobre ti.
¡Desaprende!